viernes, 18 de agosto de 2017

Paul Carrack en Madrid: Su voz, el mejor instrumento



*La crónica de este concierto apareció, originalmente, en la web achtungmag.com:

http://www.achtungmag.com/paul-carrack-madrid-voz-mejor-instrumento/


Paul Carrack en Madrid: su voz, el mejor instrumento.

            Paul Carrack llenó el Teatro Nuevo Apolo de Madrid con un soft rock dulce y contenido, donde su cálida y prodigiosa voz dio un repaso por su último disco, Soul Shadows, sin olvidarse de algunos de los grandes temas que ha interpretado con bandas ya legendarias, como Ace, Squeeze o Mike and the Mechanics.  Carrack demostró que se encuentra en uno de sus mejores momentos, brillante a la hora de ejecutar sus personalísimas baladas, y repleto de ritmo y buen gusto en cada una de sus interpretaciones.

            Con puntualidad, y con una guitarra acústica de color rojizo, Paul Carrack apareció sobre el escenario del teatro arropado por una banda de seis componentes. A simple vista, llamaba la atención la sección de percusión, compuesta por dos baterías, uno de ellos el hijo de Paul. A ambos lados del cantante se ubicaron dos teclistas. Steve Beighton, además, destacó como un notable encargado del saxo; el combo lo completaban el bajista Jeremy Meek y el guitarrista de free jazz, Dean Brown.
            Desde la primera canción, Too Good to Be True, quedó claro que el grueso del setlist giraría alrededor del último disco de Carrack, ese Soul Shadows de 2016, y que las interpretaciones se moverían en una línea de contención, discreción y buen gusto, en donde la voz el cantante sería la principal invitada de la noche. De inmediato, Carrack se sentó al piano para atacar uno de sus grandes clásicos: Satisfy My Soul,. Es en estos medio tiempos en donde consigue sacarle todo el partido a los tonos de su prodigiosa garganta.
A continuación, una batería de temas de su último disco: Late at Night, el fantástico Sleep on Me, y Watching Over Me. Para entonces, era patente la deriva que ha experimentado la música de Carrack, que se ha vestido con algunos elementos del country, incluso del skiffle, y que por ello acompañó algunas de las canciones con harmónica e, incluso, su hijo marcó el ritmo con una tabla de lavar. Eyes of Blue fue la segunda gran canción de la noche. En la balada melódica Carrack es el rey, y hace del escenario su castillo cuando desgrana su voz en estas piezas.

Tras el magnífico cover de Don´t Let the Sun Catch Your Crying —de Gerry and the Pacemakers y popularizada por la cantante Louis Cordet—, llegó un set acústico e intimista de tres canciones, donde el cantante se acompañó de una pequeña percusión y de un contrabajo eléctrico, alcanzando uno de los mejores momentos de la noche. Tempted, de Squeeze, uno de los grupos en donde militó Carrack, y una larga interpretación de Bet Your Life que sirvió para incluir algunos solos de guitarra, saxofón y bajo, dejaron paso a una canción escrita por Carrack junto a Jim Capaldi, Love Will Keep Us Alive, para aquél esperado álbum de retorno de los Eagles en 1994, Hell Freezees Over. Una balada en donde su voz alcanzó la mayor cota de lirismo del concierto.
Ya en la recta final, llegó el gran momento, la canción The Living Years, perteneciente al grupo Mike and the Mechanics, donde Carrack ejerció de vocalista, y que alcanzó el número uno en los Estados Unidos en 1989. Fue una interpretación emocionante, impregnada de esa contención que bañó a todas las piezas del show, pero desbordante de pasión.

Con How Long, el tema de Ace, otra banda en donde militó Carrack, y Over My Shoulder, otro exitazo de Mike and the Mechanics, el cantante instó al público a que abandonara las butacas del teatro y se arrancaran a bailar. Una petición que fue secundada de forma enfervorizada, y el ambiente que se generó fue tan agradable que, visiblemente complacidos, los miembros de la banda regalaron como segundo bis un What´s Going On, el temazo de Marvin Gaye, que entusiasmó al público.
Se echaron en falta algunos temas emblemáticos (con Mike and the Mechanics tiene un buen puñado de ellos, no en vano desde el público le pidieron con insistencia Another Cup of Cofee), o alguna canción de un álbum completamente olvidado por Carrack como es Groove Approved, de 1989, y que se encuentra entre lo mejor de su producción. Quizás esto obedezca a ese progresivo abandono del soul que ha ido experimentando el artista, para centrarse en un soft rock salpicado de elementos funk, con toques country y una poderosa sección de metales que sirve para vestir de gala una de las mejores voces blancas del rock actual que, con sus tonos de maderas y su temperatura caliente, alcanza en las baladas su máxima expresión como instrumento musical.




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