viernes, 1 de septiembre de 2017

Roger Hodgson: las aventuras del Super Vagabundo en el Jardín Botánico


*Esta reseña apareció en el sitio achtungmag.com:

http://www.achtungmag.com/roger-hodgson-las-aventuras-del-super-vagabundo-jardin-botanico/


Roger Hodgson: las aventuras del Super Vagabundo en el Jardín Botánico

Roger Hodgson, el que fuera líder de la banda Supertramp en los años setenta y a principios de los ochenta, el Super Vagabundo, se enfrentó con éxito a una de sus misiones musicales en España. El lugar elegido fue el recinto del Jardín Botánico de Alfonso XIII en Madrid, dentro del Festival de Las Noches del Botánico. Durante algo más de dos horas realizó un nostálgico recorrido por los grandes éxitos de Supertramp, sin olvidarse de los mejores temas pertenecientes a su carrera en solitario.

1-Empieza la aventura: ¿Crisis, qué crisis?

El Super Vagabundo demostró, ya con la apertura del concierto, esa magnífica Take The Long Way Home (primera de las canciones que interpretó del magistral Breakfast In América) que los superpoderes musicales que atesora continúan a plena potencia. Una voz aguda con ciertos matices tersos, unos dedos rápidos e inspirados sobre los teclados y, por encima de todo, unas composiciones sólidas como la roca. Canciones que han soportado el paso del tiempo como en el interior de un barril de cedro americano. Que han madurado, ganado en cuerpo y sabor, y que ahora descubren, en todo su relieve, una colorida sinfonía.

En su primera alocución al público manifestó sus intenciones, el objeto de su lucha sobre el escenario. Estamos inmersos en un tiempo de crisis y problemas, nos dijo, pero en las siguientes dos horas de concierto pensaba hacernos apartar esas angustias de nuestros corazones y derrotar, así, a nuestras crisis personales. Solo le faltó preguntarse —como hacía con Supertamp en 1975, con el álbum Crises, What Crises?— dónde estaba la crisis, porque pensaba acabar con ella después de que uno se permitiera dejarse curar por el ensalmo de su música.

Pero ningún Super Héroe que se precie se presenta en su batalla contra las fuerzas de la crisis y de los malos tiempos sin un equipo, toda una Liga Fantástica. Así, los 4 Fantásticos que ayudaban a Roger Hodgson en la titánica tarea eran: Kevin Adamson en los teclados, con los poderes de sus múltiples brazos que se ocupaban del piano o de los sintetizadores; Aaron MacDonald y su soplido musical, desarrollado en impecables solos de saxofón, clarinete o harmónica; David J. Carmenter y sus dedos percusivos al bajo y, por último, la defensa del escuadrón, a la batería, Bryan Head, levantando un muro de sonido con sus tambores ejecutados con sencillez y estilo.

El Super Vagabundo lanzó sus primeros ataques demoledores contra la crisis utilizando uno de los pesos pesados del repertorio, la canción School, del disco Crime Of The Century, de 1974. Esa voz aflautada, aniñada, era el mejor remedio para combatir todos los males, y si se unía a los míticos toques de harmónica, no cabía duda de los estragos que haría en el público. Desde esta segunda canción la audiencia ya estaba rendida a Hodgson.

2. Episodio dos: el amor viene al rescate y nos hace despertar

Pero las armas del Super Vagabundo eran muchas, todo un arsenal de composiciones delicadas, con sus toques de complejidad, muy bien arropadas por la banda, siempre en un tono perfecto, rellenando los huecos que dejaba Roger Hodgson. Alternadas con algunas canciones de su carrera en solitario, el músico de Portsmouth atacó Breakfast In America, Hide In Your Shell —resultó especialmente agradable toparnos con esta canción que nos abrazó como si un viejo amigo viniera a nuestro encuentro— y The Logical Song. Si el monstruo de la crisis y los problemas aún se mantenía en pie, con este último tema hincó la rodilla en el suelo. Las canciones de los discos Crime Of The Century y Breakfast In America resultaban letales, perfectas para combatir estos malos tiempos de tribulaciones.

Tras el momento álgido de The Logical Song, el Super Vagabundo inició una aproximación intimista e introspectiva hacia el amor, el otro vehículo necesario para obtener una completa victoria. Concatenó dos composiciones muy líricas, Teach Me To Love Again y Lord Is It Mine. El primer tema presentaba una peculiaridad: nadie podía haberlo escuchado antes porque no estaba todavía grabado. Era una primicia absoluta. La delicadeza de la canción resultó perfecta para acometer Lord Is It Mine, una de las composiciones de Supertramp más tiernas, y también, en cierto modo, una especie de oración por la conexión de todas las almas. El amor, ese leguaje universal.

Y ese amor, también debe manifestarse con los animales, en cierto modo se planteaba una metáfora sobre nuestro interior salvaje y ahora domesticado por los problemas, los miedos y las obligaciones. Roger Hodgson formuló la disyuntiva al público: de ser todos nosotros animales salvajes y caer prisioneros… ¿Preferiríamos la muerte antes de acabar en un zoo? Entonces, nadie pudo resistirse a pensar si su vida se estaba desarrollando en un zoo, atrapados en una celda, condenados por rutinas y angustias, mientras los acordes de la balada Death And Zoo iban creciendo hasta desbordar el escenario con los barritos de los elefantes y los sonidos de la jungla.

Y como si fuera un discurso escrito a propósito de esa forma, tras la reflexión y toma de conciencia de la cárcel en la que nos hemos dejado internar, sonó The Awakening, otra primicia todavía sin grabar: era el momento de despertarnos, tomar las riendas, pasar a la acción.

3. Capítulo final: La victoria del Super Vagabundo y sus 4 Fantásticos

Fue Had A Dream el momento más poderoso de concierto. La canción, perteneciente al primer disco en solitario de Hodgson, In The Eye Of The Storm, de 1984, sonó contundente en los instrumentos de la banda, y fue cuando más se alejaron del art-rock que caracteriza al músico, para aproximarse simplemente al rock. Una oleada que conduciría hacia el final del espectáculo, que se cerró con un trío de canciones que golpearon directamente en el corazón del monstruo de la crisis, lo hicieron tambalearse y, finalmente, caer desplomado como lo hace King Kong sobre el pavimento en cada una de sus películas. El Super Vagabundo había vencido, junto a sus 4 Fantásticos, en el Jardín Botánico.

Y esa tanda primorosa de canciones comenzó con Child Of Vision, de Breakfast In America, con su poderoso juego de voces y sus toques sinfónicos. Siguió con Dreamer y el retorno a la infancia de muchos de los presentes, al tiempo de las ilusiones, que se mezclaba con los recuerdos de la adolescencia, cuando esta canción tiñó las vidas de muchos de nosotros: a golpe de sintetizadores.

Y para terminar: Fool´s Overture. El público entregado a la interpretación de uno de los temas que más acercó a Supertramp al rock sinfónico, de ese inspiradísimo Even In The Quietest Moments de 1977. Una larga suite repleta de detalles musicales, con la que muchos retornaron a sus tiempos más felices, cuando parecía que se iban a comer el mundo…

Roger Hodgson todavía pudo volver para ejecutar los dos bises finales: Give A Little Bit y It´s Raining Again, ante el delirio de los presentes. La cercanía del cantante había sido total, entregado a su audiencia española desde el inicio, mostrándose muy cercano y siempre con ganas de agradar. Al fin y al cabo, un Super Héroe se debe a su público, pensé, pero entonces recordé algo que me advirtió que este talante positivo y optimista siempre ha sido una marca de estilo en Roger Hodgson.

Mientras hacía las delicias de la gente con su interpretación de Give A Little Bit —también de Even In The Quietest Moments—, vino a mi cabeza un programa de televisión. Corría el año 1985 y Hodgson se encontraba realizando la gira promocional de televisiones con motivo de su primer disco en solitario. En el casi siempre infame programa Tocata, interpretó Had A Dream y In Jeopardi, en el consabido playback de la época, para después de contestar a unas preguntas con gran amabilidad, marcarse en directo y de forma totalmente inesperada, guitarra en mano y repleto de entusiasmo, un Give A Little Bit que debería ser historia de los Archivos de la televisión pública. Resulta que, por entonces, este Super Héroe ya estaba luchando contra los fantasmas.

4. Epílogo: Y la felicidad vuelve a llover sobre nuestras cabezas

Y llegó, entonces, It´s Raining Again. Realmente, el Super Vagabundo y su equipo hacía rato que habían derrotado a la crisis y a sus problemas. Le habían pateado el trasero, mandándola muy lejos de allí. Puede que a esas horas ya volara sobre el Manzanares, o mucho más allá, mientras el público, a coro, vociferaba ese conjuro que es la letra de It´s Raining Again.


Y resultaba curioso que una canción de un disco crepuscular, ese Famous Last Words de 1982, que terminó con Hodgson abandonando el grupo, fuera uno de los mayores hits de la historia de Supertramp. Pero es que las obras maestras se sobreponen a todo tipo de problemas, ya sean desencuentros, discusiones o enfados. Igual que la música de Roger Hodgson, el Super Vagabundo, campeó triunfal sobre un país oscurecido por los problemas y fue capaz de arrancar el carbón de la angustia de los corazones para, durante dos horas elegantes, verter sobre nosotros las notas de una curación prodigiosa.

No hay comentarios:

Publicar un comentario